lunes, 2 de agosto de 2010

II

El domingo viene mi viejo a cenar.
Le pregunto si escuchó la conferencia de Cristina, sobre el aumento a jubilados. Y como me dice que no, lo ponemos y escuchamos juntos. Al final, a mí me temblequea la mandíbula y reprimo el lagrimón. Ya me lo había dicho él, hace unos tres años atrás, con una claridad y contundencia que me sonó exagerada en aquel momento: “Si no nos salva esta mina, no nos salva nadie”.
Minutos después vemos a Biolcati en la Sociedad Rural –y digo “vemos”, porque si lo llego a “escuchar” me pulverizaría el cerebro - y mi viejo se manda un “qué reverendo hijo de puta”, y a mí el pecho se me ensancha. Qué bueno que tu viejo piense como vos, me digo. Me pregunta cómo es que todavía no nos unimos todos para echarlos a patadas en el culo. Yo no le contesto, pero cómo me gustaría que vayamos juntos a cagarlos a patadas.
Nos sentamos a la mesa y me pregunta si fui al homenaje a Eva. Sí, le respondo –todavía tengo problemas para hablar con él de política, lo confieso. Y me dice, entre risitas “¿O sea que ya sos todo un peronista?” "Algo así", llego a contestarle. Si estuviera vivo tu abuelo, se espantaría, me responde, acordate que mi vieja se negó a que lleve la cinta negra cuando murió Evita, y casi me echan del colegio. Sonrío. Y me dice que, bueno, en realidad mi abuelo se oponía a todo. “Si hasta odiaba a Maradona”, concluye.

1 comentario:

  1. Yo también odiaba a Maradona, bah a sus ciegos seguidores... hasta que me hicieron ver que lo odian por negro, pobre, boca sucia, drogon, fiestero y por ser Popular... como al Peronismo

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